Andrea Echavarria Mazuera

Vicepresidente Ejecutivo Fundación Carlos y Sonia Haime

Con infinita expectativa llegué a Manzanillo del Mar en el 2008 repleta de curiosidad por comprender el sueño que casi 50 años atrás habían tenido Don Carlos y Doña Sonia Haime, cuando se enamoraron de todo lo que es el Caribe colombiano. Como de costumbre, era un día soleado, en el que se mezclaban el calor y una brisa marina refrescante.

Mi primera impresión fue que sin duda era una tierra hermosa, rodeada de una naturaleza especial. La ciénaga parecía supervisada por cientos de pájaros en vuelo, al tiempo que la enmarcaban mangles y miles de árboles que se encontraban con hermosas playas. Sin embargo, lo que más me sorprendió y lo que realmente colmó mis expectativas y curiosidad, fueron las sonrisas genuinas de su gente. Entendí inmediatamente, que el amor que sentía la Familia Haime por generar oportunidades en esta zona, no venía sólo por amor a los paisajes, sino que realmente se habían encariñado de su gente y soñaban con marcar una diferencia.